13.11.2009


Folk de guardería, construyendo canciones desde los cimientos a base de loops en acústico y melodías recurrentes a la infancia.







Es necesario respirar para seguir con vida, y ser consciente de que a cada bocanada estamos más cerca de la muerte. A pesar de ello, nos preferimos arrogantes, cerdos y rastreros.
Así es, la vida, el mundo, nuestro miedo.
El tedio que supone pensar en lo apático y aburrido del día a día.

La grandeza de lo absurdo y a la vez lo absurdo de la esperanza que nos ancla en un presupuesto mañana.
Me parto el culo.
No es lo mismo “¡Que feo, dios!”, que “¡Dios, que feo eres!”.